En quien y que tipo de heridas, se presentan

En quien y que tipo de heridas, se presentan según la edad y el género.

En niños y adolescentes, predominan las heridas por caídas, juegos y deportes, como abrasiones y cortaduras.

En adultos jóvenes (20-40 años), son comunes las heridas por accidentes laborales, deportivos o de tránsito, incluyendo cortantes, punzantes y quemaduras.

En adultos mayores, las heridas suelen ser crónicas, como úlceras por presión o venosas, causadas por caídas, mala circulación o enfermedades.

Respecto al género, los hombres presentan más heridas agudas y traumáticas, ligadas a trabajos físicos y actividades de riesgo. Las mujeres mayores sufren más úlceras crónicas, y en edad fértil, pueden experimentar heridas quirúrgicas relacionadas con el parto.

¿Sabías que la diabetes puede afectar seriamente la cicatrización de las heridas?

Las personas con diabetes tienen más riesgo de desarrollar heridas crónicas, como el famoso “pie diabético”.

¿Por qué? Porque la diabetes impacta en varios frentes:

Por un lado, la neuropatía diabética puede hacer que no sientan pequeñas heridas o presión en los pies. Además, la mala circulación retrasa la llegada de oxígeno y nutrientes, lo que enlentece la curación.

Si a eso le sumas que la glucosa alta afecta al sistema inmune y a todo el proceso de cicatrización, entiendes por qué una herida que parecería menor puede complicarse mucho.

Y como la piel también se vuelve más seca y frágil, todo contribuye a que esas heridas no solo no sanen, sino que incluso terminen infectándose o necesiten tratamientos más complejos. Así que si vives con la condicion de diabetes, o acompañas o cuidas a alguien que la tenga, revísale los pies todos los días.

Ante cualquier herida, no esperes: consultar a tiempo, porque una pequeña lesión atendida a tiempo, hace una gran diferencia.

¿Quiénes cuidan una herida en el pie diabético?

No es solo tarea del médico. El manejo de estas heridas es un trabajo en equipo: paciente, enfermería y profesionales de la salud actúan juntos según la gravedad del caso.

Hay una escala que usamos mucho: la clasificación de Wagner, que va del grado 0 al 5.

En el grado 0, todavía no hay herida, pero sí riesgo. Ahí es clave la prevención: buen control del azúcar, buen calzado y revisarse los pies todos los días.

La enfermería acompaña educando, y el médico controla y deriva si hace falta.

En el grado 1, aparece una herida superficial. El paciente tiene que mantener la higiene, la enfermería realiza curaciones básicas, usa VIKUT y el médico define si se necesita además antibióticos.

A partir del grado 2, la herida ya afecta estructuras más profundas; se requieren curaciones más complejas, seguimiento cercano y en algunos casos, estudios o tratamientos más específicos.

El grado 3 implica infección; el trabajo se intensifica: puede haber fiebre, dolor, necesidad de antibióticos fuertes o incluso una cirugía menor.

En el grado 4, puede haber gangrena en una parte del pie. Y en el grado 5, esa gangrena es extensa y puede requerir una amputación mayor; el acompañamiento emocional también se vuelve fundamental.

En todos los casos, cuanto antes se actúe, mejor. prevenir, educar, tratar y acompañar es la clave para evitar complicaciones graves y como siempre, el rol activo del paciente es fundamental.

Recomendación del día: el cuidado adecuado de una herida crónica empieza por los productos correctos.

Para limpiar y desinfectar, usamos Citroscut, un sanitizante de acción rápida que elimina el 99% de los microorganismos en solo 30 segundos.

Luego, aplicamos permanganato de potasio fórmula VIKUT, que viene en diferentes presentaciones según la necesidad del paciente.

Y si hay infección, se puede sumar un antibiótico, siempre con indicación médica. Todo esto se complementa con seguimiento cercano, incluso por WhatsApp si hace falta.

Pero más allá de los productos, el desafío real es acompañar todo el proceso de cicatrización.

Hay muchos factores que pueden dificultar la curación: diabetes, mala circulación, desnutrición, infecciones, presión prolongada por falta de movilidad, o incluso la carga emocional y económica del cuidado.

Por eso, no se trata solo de una curación puntual, sino de un enfoque integral, constante y humano.

Mi consejo: no minimices una herida; si tarda en cerrar, si duele o si ves que empeora, busca ayuda profesional, el Centro de educación en Diabetes y Autocontrol te ofrece actuar integral y oportunamente, mejores serán los resultados .